lunes, 7 de julio de 2008

El Bosque Seco...

Era uno de los dias mas calientes del tiempo seco de verano. No habiamos visto la lluvia en casi un mes. Las cosechas se estaban muriendo. Las vacas habian parado de dar leche. Los rios estaban secos hasta el piso. Era la temporada seca que iba a llevar a los granjeros de la zona a la quiebra antes que terminara. Todos los dias yo y mis hermanos ibamos por el proceso arduo de tratar de llevar agua a los campos. Ultimamente el proceso consistia en llevar un camion a la planta y llenarlo de agua, pero las raciones de agua las cortaban cada dia mas. Si no veiamos lluvia pronto ibamos a perderlo todo.

Fue en este dia que aprendi una verdadera leccion para compartir y ser parte asi del inicio de un milagro que despues pude ver con mis propios ojos. Estaba mi esposa en la cocina haciendo el almuerzo para mi y mis hermanos cuando vi a mi hijito de seis años, Pedro, caminar hacia el bosque. Pedro no estaba caminando como un niño normal de su edad, sin preocuparle nada, en cambio estaba caminando con mucho cuidado y solo podia ver su espalda. Obviamente estaba caminando con mucho esfuerzo, tratando de estar lo mas quieto posible. Minutos despues desaparecio en el bosque y volvia a salir corriendo hacia la casa. Segui en la cocina ayudando a mi esposa a preparar el almuerzo, pensando que sea lo que sea que estaba haciendo ya habria terminado. Momentos despues volvia a caminar bien lentamente hacia el bosque.

Esta actividad siguio ocurriendo por una hora. Finalmente no pude aguantar mas y lo segui, teniendo cuidado que no me viera. Obviamente estaba haciendo algo tan importante y no necesitaba a sus papas lo ayudaran. Tenia sus manos juntas adelante de el mientras caminaba, teniendo mucho cuidado que el agua que tenia en ellas no se cayera. Me acerque un poco mas cuando llegamos al bosque. Ramas y troncos le golpeaban su cara, pero no trataba de esquivarlas. Tenia algo mucho mas grande que hacer. En lo que me agache para verlo, tuve una vista tan extraordinaria: una gran cantidad de venados estaban al frente de el. El se les acerca. Casi grito al ver un venado macho con sus cuernos bien grandes demasiado cerca a el. Pero el venado no lo ataco, el ni se movia, mientras que mi hijo se arrodillaba. Y vi un pequeño venadito tirado en el pasto, sufriendo deshidratacion y exhausto del sol; apenas pudo levantar su cabeza con mucho esfuerzo para lamer el agua de las pequeñas manos de mi pequeño niño. Cuando se tomo toda el agua, Pedro corrio a la casa y yo me escondi atras de un arbol. Luego lo segui a la casa.

De un grifo que habiamos cerrado, que apenas pudo abrir, gotas empezaron a caer.

Pedro espero ahi, dejando que gota por gota llenase sus pequeñas manitas, mientras que el sol asoleaba su espaldita. Luego muchas cosas se aclararon en mi mente. La semana anterior el habia sido castigado por jugar con agua. Pedro aprendio la leccion de no malgastar agua y esa es la razon porque no me pidio ayuda. Le tomo veinte minutos para tomar el agua que necesitaba. Se levanto y ahi yo estaba parado en frente de el. Sus ojos se llenaron de lagrimas, "No estoy desperdiciando esta vez", es todo lo que me dijo. Cuando empezo a caminar, yo lo acompañe con una cubeta de agua. Deje que fuera solo hacia los venados. Era su trabajo y yo me quede atras de un arbol mirando el corazon mas noble que he conocido, trabajando tan fuerte para salvar otra vida. Lagrimas corrian por mis mejillas. Luego, de repente, fui acompañado por mas gotas y mas gotas, y mas. Mire al cielo. Era como si Dios, El mismo, estuviese llorando de orgullo.

Quizas algunos pueden decir que esto fue coincidencia, que milagros no existen y no trato de convencer a nadie de lo contrario. Lo unico que puedo decir es que ese dia llovia y se salvo nuestra granja, asi mismo como las acciones de un pequeño niño salvaron una vida. "Siempre es bueno creer que cuando todo sale mal, algo bueno pasa al final..."

viernes, 20 de junio de 2008

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua inició su travesía después de años de preparación pero quería la gloria para él solo, por lo tanto, subió sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde y más tarde y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo, decidió llegar a la cima.

Obscureció, la noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes.

Subiendo por un acantilado a tan sólo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.
Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y no tan gratos momentos de la vida, pensaba que iba a morir, sin embargo de repente sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos...


Como todo buen alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedó más remedio que gritar: "¡Ayúdame, Dios mío!" De repente una voz grave y profunda de los cielos contestó: "¿Qué quieres que haga, hijo mío?" "Sálvame, Dios mío." "¿Realmente crees que te pueda salvar?" "¡Por supuesto, Señor!" "Entonces corta la cuerda que te sostiene..." Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó...

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza con las manos a una cuerda... ¡A tan sólo dos metros del suelo... !

Y tú... ¿qué tan confiado estás de tu cuerda? ¿Por qué no la sueltas?...

martes, 10 de junio de 2008

Cierto dia que participaba en una reunión, el disque orador inicio su charla sosteniendo un billete de 20.00 dolares y pregunta a su auditorio.
-¿Alguien quiere este billete?-
varias personas levantaron la mano, entonces les dijo. -alguno de ustedes recibira este billete, pero antes quiero hacer algo.
Tomo el billete con su mano y lo oprimio hasta arrugarlo, luego volvio a preguntar si alguien todavia lo queria, las manos del auditorio se mantenian arriba.
-Bien, dijo el orador - ¿y si hago esto?- tiro el billete al suelo y empenzo a pisarlo y a saltar sobre el, despues lo recogio sucio y arrugado del piso y volvio a preguntar si todavia lo querian , todas las manos continuaban arriba.
_Al final nos afirma:
Amigos mios, - han aprendido una valiosa leccion . No importa lo que le hice al billete, ustedes todavia lo quieren porque su valor no disminuyo, pues todavia vale 20 dolares .
Muchas veces en nuestras vidas somos derribados, somos maltratados, mordemos el polvo debido a las decisiones que tomamos y a las circunstancias que encontramos en nuestro camino. Entonces nos sentimos como si ya no valieramos nada, pero no importa lo que les haya pasado, o pueda pasar , ustedes nunca perderan su VALOR.

Totalmente cierto, oh no...

viernes, 6 de junio de 2008

Un mercado especial.

Una vez una señora que acostumbraba rezar pidiéndole a Dios por la paz del mundo, por la justicia entre los hombres y por la igualdad de las personas, tuvo un sueño muy realista.

Ella a menudo se quejaba porque decía que se la pasaba pidiendo buenas cosas, pero Dios nunca se las concedía.

En el sueño se encontró caminando por una especie de mercado en el que, al final del pasillo central, se veía un mostrador enorme, con unas pequeñas bolsitas sobre él. Se acerco para ver de que se trataba, y el mismísimo Dios la esperaba detrás del mostrador.

La señora tuvo la oportunidad de decirle todo lo que le reclamaba desde hace tiempo y de manifestar su inquietud por no conseguir lo que deseaba. La respuesta de Dios no se hizo esperar:

-Hija mía, lo que pides es muy bueno, pero yo, muy pocas veces entrego frutos, lo que siempre doy son semillas. Lo que tu pides es el fruto de una semilla que tienes que plantar en tu propio corazón y en el de los demás hombres.

jueves, 5 de junio de 2008

Esta es una bonita historia, que me saco de uno de esos tumbos que nos ofrece la vida.

No había en el pueblo peor oficio que el de portero del hotel. ¿Pero que otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.
Un día se hizo cargo del hotel un joven con inquietudes, creativo y decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y después cito al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo: "A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, me va a preparar un reporte semanal donde registrara la cantidad de personas que entren por día y anotara sus comentarios, recomendaciones sobre el servicio... El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al trabajo pero..
"Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceo - pero yo... yo no sé leer ni escribir..."
"¡Ah! "¡Cuánto lo siento!" "Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabaje en esto toda mi vida..."
No lo dejo terminar: "Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización para que tenga hasta que encuentre otra cosa. Así que, lo siento. “Que tenga suerte...”
Y sin mas, se dio vuelta y se fue. El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación. ¿Qué hacer?. Recordó que en el hotel cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él, con un martillo y clavos lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. El problema es que sólo contaba con unos clavos oxidados y unas pinzas muy viejas, entonces decidió usar parte del dinero para comprar una caja de herramientas. Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más da? Pensó, y emprendió la marcha. A su regreso, trama una hermosa y completa caja de herramientas. De inmediato su vecino llamo a la puerta de su casa: “Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para prestarme...”
"Mire, si, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar... como me quede sin empleo...”. “Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.”
El portero accedió y le presto el martillo. A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino toco la puerta: “Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende?.
“No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días en mula.”
“Hagamos un trato - dijo el vecino - Yo le pagare los dos días de ida y los dos de vuelta, más el precio del martillo, total usted esta sin trabajar. “¿Qué le parece?" Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días... “Acepto”.
Volvió a montar su mula. Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa: “Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo?.
“Si, así es...”. “Mire, yo necesito unas herramientas, y estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia, yo no dispongo de tiempo para el viaje.”
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pago y se fue. El ex-portero pensó entonces que mucha gente podría necesitar que él viajara a traer herramientas de las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo de viajes. La voz empezó a correrse por el pueblo y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.
Alquilo un carretón para almacenar las herramientas y algunas semanas después alquilo un cuarto que se convirtió en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha. Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricar para él las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no? Las tenazas... y las pinzas... y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos.
Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez años aquel hombre se transformó, con honestidad y trabajo, en un millonario fabricante de herramientas. Un día decidió donar a su pueblo una escuela. Ahí se enseñaría, además de leer y escribir, las artes y oficios más prácticos de la época. En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazo y le dijo: “Es un gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de la nueva escuela”.
“El honor seria para mí” - dijo el hombre - Creo que nada me gustaría mas que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir. “Yo soy analfabeto.”
“¿Usted? - dijo el Alcalde, ¿qué no alcanzaba a creerlo? ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, “¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?"
Yo se lo puedo contestar - respondió el hombre con calma. Si yo hubiera sabido leer y escribir... "¡sería portero del hotel!"

MORALEJA:

Generalmente los cambios son vistos como adversidades. Pero las adversidades encierran bendiciones. Las crisis están llenas de oportunidades. Cambiar siempre será la opción más segura.
Para todos aquellos que los cambios los asustan, vean que siempre vendrán cosas mejores lo que nos hace falta es arriesgarnos un poco y seguir adelante, por eso mas vale arrepentirnos de algo que hagamos que de algo que nunca hicimos.
Sera que Existe Dios...

Cuentan que un dia un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello, entabló una conversación con la persona que le atendió. De pronto, tocaron el tema de Dios. El barbero dijo: Yo no creo que Dios exista, como usted dice. ¿por qué dice usted eso? - preguntó el cliente. Es muy fácil, al salir a la calle se da cuenta de que Dios no existe. O..dígame, acaso si Dios existiera, ¿habría tantos enfermos? ¿Habría niños abandonados? Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. No puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas. El cliente se quedó pensando, y no quiso responder para evitar una discusión. Al terminar su trabajo, el cliente salió del negocio y vio a un hombre con la barba y el cabello largo. Entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero. ¿Sabe una cosa? Los barberos no existen. ¿Cómo? Si aquí estoy yo.... -¡No! -dijo el cliente-, no existen, si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre. - Los barberos si existen, Es que esas personas no vienen hacia mi. -¡Exacto! -dijo el cliente-. Ese es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
"Lo que separa de veras a las personas alegres u optimistas de las que están sumidas en la desdicha es la forma de interpretar y procesar las circunstancias de la vida". ¡SUBETE A LA SILLA! ¿Hoy pensaba en la superación, qué es realmente? Hago memoria de algunos momentos de mi vida, en los cuales me sentí diferente o especial: cuando no podía alcanzar algo, como el vestido del armario, encender la luz, abrir la ducha, tocar el timbre de la casa, marcar un teléfono público, etc... Todos podían hacerlo, excepto algunos niños pequeños, y yo una mujer en cuerpo de niña. En mi mente siempre ha existido un pensamiento positivo y dentro de mí, predomina un fuerte espíritu luchador, con un corazón soñador... que no cree en la limitación. Ante estas pequeñas dificultades, encontré una solución: LA SILLA... era fácil tomar una, hacer una maroma y alcanzar aquello que quería o necesitaba... ¿Y los demás? Me aplaudían, como si hubiese hecho una gran hazaña... ¿por qué? Si no había en ello ninguna dificultad ni mucho menos limitación... Estamos en un mundo construido por gente grande... es solo eso... pero Dios, a todo nos da la solución, solo que muchas veces somos ciegos y no lo vemos... Subirse a la silla, implica otro gran paso: Pensarlo Decidirse AtreverseHacerlo Continuar... Pensarlo: hay que ser creativo, no decir simplemente: no puedo y esperar a que otros nos realicen aquello... debemos ser recursivos, ver en ello una posibilidad de alcanzar lo que queremos. Decidirse: Vemos la silla, sabemos lo que puede servirnos, pero no nos decidimos, porque hay quienes nos dan otras opciones, esperar, pedir el favor, renunciar... ¡Es necesario Tomar la decisión!. Atreverse: Porque el qué dirán se convierte en una piedra en el zapato, ¡qué pena que me vean!... ¿que dirán de mí?, ¿se reirán, se compadecerán?... ¿qué pensarán? Ahí los demás pueden ser obstáculos para ese gran paso que me ayudará a hacer realidad lo que espero. Hacerlo: de una vez, sin dar vuelta... tomar la silla, subirse a ella y luchar por lo que se quiere. Continuar: porque podemos caernos, pero no detenernos... al subirnos en la silla pueden surgir muchas cosas, que pueden estancarnos, pero la vida sigue, y una meta alcanzada no es el final, es el inicio de otra y otra meta más... Y surge una pregunta: ¿Cómo superar aquellas cosas que no se alcanzan subiéndose a una silla? Haciendo referencia a la sociedad, las miradas, las risas, los comentarios, la falta de fe de algunos, el que nos midan por nuestro tamaño y mucho más. Pensándolo bien son cosas que no solo los pequeños y especiales tenemos que enfrentar, es algo con lo que vive toda la humanidad. Esas cosas de la vida diaria, se logran superar, con el amor de la familia, el sembrar sentimientos de fe, esperanza y paz... el creer que al lado de Dios, todo se puede lograr... Y ¿Qué es la Superación... ¿Acaso hacer una hazaña que el mundo cree que no puedo hacer? Superarse es lograr llegar mucho más allá... es aprender a no dejarse vencer de los obstáculos, es hacer realidad los sueños, es sentir que se alcanza lo que se ha propuesto, no para que ser aplaudido, sino para sentirse realizado... Superarse es saber caer y levantarme, es madurar, actuar por mí mismo... confiar en Aquel que nos Creó y que me hizo Pequeña para cosas Grandes. Todos los seres humanos tenemos limitaciones, en ello está nuestra humanidad. Todos tenemos cosas que no podemos hacer... pero hay algo, nada es imposible para el que tiene fe. Es el momento para que tal vez quienes nunca se han creído pequeño y habrán sentido que son del mundo los dueños, tan solo porque tal vez nunca han necesitado subirse a una silla para alcanzar algo material... piensen en aquellas cosas que en el interior sienten que no han podido lograr, porque han tenido miedo, han pensado en el que dirán o no han creído en los sueños... Súbanse a la silla de la superación, aquella que mantiene su equilibrio en la fe, para que no se voltee, para aprender a levantarse si tal vez han de caer. Superarse es ser capaz de subirse a la silla... y alcanzar los sueños...continuar la vida, luchando por llegar más lejos. Y cuando esté allá arriba y toque con mis manos el firmamento, sentiré que desde abajo, se ve más la grandeza del cielo...